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Mostrando las entradas de mayo 20, 2018

LAS PALOMAS Y DON SORIA

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Terminaba los deberes de la escuela y salía corriendo para la plaza de deportes. Atravesaba la otra plaza frente a la que vivía y llegaba sin aliento a la de deportes. Y allí estaba el portón grande, abierto de par en par como esperando para abrazarnos. ¡Era como entrar en un mundo mágico, con tantas cosas! ¡De todo para divertirnos! Muchos de los chiquilines ya estaban ahí, alborotando, corriendo queriendo agarrarse unos a otros, jugando a la pelota… y a los pelotazos. Unos en los subibaja, otros en las hamacas, las grandes, porque también había unas para los chiquitos, que tenían una maderita que se subía para sentarlos y se bajaba después para asegurar a los valientes que se hamacaban. También estaban los toboganes y ¡claro! todos queríamos tirarnos del más alto. Habían también unos aparatos para hacer gimnasia; unas argollas, unas... como escaleras que subían y bajaban, como un subibaja pero en el aire. Otra cosa que le decían el potro en el que los más grandes