RUDECINDO - Narración Completa
RUDECINDO Narración Completa –¡Pará, no le tirés, que la calandria está empollando! Ramoncito clavó el talón en tierra y paró en seco la carrera con que se acercaba al árbol y bajó la mano –casi la escondió– con la piedra apretada. El grupo de chiquilines que estábamos cerca, nos dimos vuelta a ver qué pasaba. Nos acercamos y vimos a Ramoncito con los ojos muy abiertos y expresión de desconcierto, y a Rudecindo, con cara de pocos amigos, que trepaba al árbol con una habilidad increíble y al llegar a la rama donde estaba el nido, se puso a hablarle como si allí hubiera una persona. Luego bajó, aún con cara de enojado. Nos apuramos a preguntarle qué había pasado y él acomodándose los pantalones y la camisa, y calzándose las alpargatas que se había sacado para subir más fácilmente al árbol, nos miró uno por uno y dijo: –Ustedes no saben nada del campo; vienen acá y se creen que pueden hacer cualquier barbaridad que se les a