II (de la serie CONFIDENCIAS CON MI ANGEL)


II

(de la serie CONFIDENCIAS CON MI ANGEL)


     ¡Ángel! Estás ahí, puedo sentir tu aroma...
Como siempre necesito hablar contigo, contarte como anduve en laberintos, confusa, en busca de respuestas, y como siempre, queriendo contarte.
     Hoy es la vida la que me propone... Me propone seguir adelante... Y yo sigo, claro que sigo, pero seguramente tú, en algún momento, conociste esos días de incertidumbre en los que no alcanza con dar los pasos... Necesitamos estirar los brazos, abrir las manos y esperar esa otra mano que te encuentra y te sostiene.
     Entonces sí, te aferras con fuerza y haces el esfuerzo.
     Te cuento... Ayer se fue un querido amigo. No desapareció, sólo no lo veo...
     Cuando estas cosas suceden solemos detenernos a pensar.
     La muerte camina por un sendero paralelo con la vida desde que nacemos, no crees?
     Por más que lo sepamos, tratamos de ignorarla hasta que llega el día en que nos reclama atención.
Y cambiamos de sendero...
     Los que seguimos por el de la vida, desconcertados ante los misterios, las mil preguntas, caemos en este estado de tristeza, soledad, vacío, y es ahí donde buscamos ese apoyo, esa mano que nos levante para seguir. Y yo la tengo. Es esa mano que siempre está, pero que muchas veces ignoramos.
     Ángel, tú estás aquí... Ya estoy de pie, la vida sigue... Nadie nos deja, sólo no nos veremos por un tiempo...

 © Isabel Hernández Tibau

Comentarios

Amarú dijo…
Querida Mamá...
Acabo de leerlo. ...Me he quedado apenado por esta pérdida tuya ...o -como vos decís - ese distanciamiento momentáneo.
No sé de quién se trata, pero -para merecer unas palabras tan sentidas y hermosas- ha sido seguramente alguien muy valioso.
Tal vez lo nuestro -de una o muchas formas- sea eso: el arte de la despedida y del reencuentro.
Va con abrazos grandes ...a la distancia (...otra cosa obligada de a ratos -esta vez por la vida).
Conversamos,

Amarú.

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